jueves, 27 de junio de 2013

¡ 1-2-3 Magia !

Este método educativo que os propongo esta sacado del libro “1-2-3 Magic”. Este libro inglés propone una serie de normas y pautas para ayudar a los padres a educar a sus hijos sin gritos, sin discusiones y sobretodo sin azotes. 

Uno de los problemas que nos encontramos a la hora de regañar a nuestros hijos es que la mayoría de personas levantamos bastante la voz y entramos en una discusión con ellos. Discusión que normalmente después de ponerle un castigo o no, se convierte en reproches como por ejemplo: “No ahora no vengas, que antes has dado una patada al sofá”; “No, no te mereces ir al parque porque has tirado el zumo al suelo”. Reproches de estos que muchas veces no sirven para nada, pero lo hacemos porque creemos que así se dará cuenta de que lo que ha hecho está mal hecho. ¿Pero esto sirve de algo? Si ha hecho algo malo, ¿Debemos privarle de todo lo que le gusta porque lo ha hecho mal? Mi respuesta es un rotundamente NO. Nunca debemos olvidar que los niños no nacen sabiendo lo que es correcto o no, sino que lo aprenden a través de sus vivencias, las cuales les guían sobre lo que está bien o está mal. ¿Y quién debe guiar esas vivencias? ¿Quién debe enseñarles esto está bien y esto está mal? Nosotros, los padres y los maestr@s.  

Pues bien, como he dicho anteriormente existe un método que proviene del libro “1,2,3 Magic” y promueve la educación de los hijos evitando la discusión, los gritos, los nalgazos, etc.  Este método educativo puede ponerse en práctica con niños desde los 2 años hasta los 12 años. Aunque yo he visto padres que lo han aplicado con niños de 1 año y medio y también ha surgido efecto.


Este método propone que cuando ves que tu hijo hace algo mal, algo que no es correcto, señalándole con el dedo el número 1 le digas: "Uno". Se tiene que decir con un tono de voz serio pero sin gritar, pero tampoco sin reírnos. Debe ser un tono serio para que sepan que es algo que está mal hecho. Solo debemos decirlo una vez. Cuando la misma acción anteriormente hecha la repita, le indicas con el dedo el número 2 y le dices: "Dos". Con el mismo tono que antes. Evita conversar con él. No le digas: "Ya lo has hecho dos veces, ya sabes lo que toca si lo haces otra vez". No, no debes decirle nada más que "Dos". Si lo hace por tercera vez, le señalas con el dedo el número tres, y le dices: “Tres”. Cuando ha hecho tres veces la misma acción, por ejemplo tirar el chupete al suelo, coges a tu hijo y lo aíslas. Cuando digo lo aíslas me refiero a que lo cambies de sitio pero siempre cerca para que lo puedas controlar. Por ejemplo si estás en el salón, cógelo y llévalo al pasillo. Cuando ya lo has aislado tú sigues haciendo lo que estabas haciendo y lo ignoras. Al principio se levantará, te buscará y llorará, pero no debes hacerle caso solo debes decirle: “Cuando te sientes en el pasillo y te esperes a que vaya a por ti te hago caso”. Aunque no se siente, debes ignorarle durante el tiempo establecido del castigo. Este tiempo depende de la edad del niñ@. Cada año equivale a un minuto así, un año corresponde a 1 minuto aislado, dos años 2 minutos, tres años 3 minutos, cuatro años 4 minutos, etc. Cuando ha finalizado el tiempo estimado, vas a por él y lo llevas contigo, queda totalmente prohibido decirle: "¿Sabes porque la mama o el papa te han castigado verdad?", "¿Sabes que lo que has hecho antes está mal a que si?" y preguntas de este tipo. Queda prohibido e insisto hablar de lo anteriormente ocurrido, él sabe que lo ha hecho mal, porque sabe lo que pasa cuando hace una cosa mal (lo aíslas y lo ignoras) no hace falta explicarle nada más. Luego sigues el día normal, como si no hubiera pasado nada. No le puedes poner más castigos por lo que ha hecho antes porque ya ha recibido el suyo. Si hace otra cosa mal durante el día vuelves a empezar con "Uno, dos, tres". Se puede hacer tantas veces como quieras, siempre que se den las acciones incorrectas debemos intervenir con el mismo método para no liarles. 

Os aseguro que es un método muy eficaz y correcto científicamente probado. Este método nos ayudará a los padres, evitando el estrés y promoviéndonos la calma. Yo he vivido en persona la aplicación de este método con un niño de 12 años y otro de un año y medio y os aseguro que a la larga los más pequeños no pasan del 2, y los mayores ni del 1.



¡PROBARLO ES TOTALMENTE EFICAZ!

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