Según el diario ABC:
DÍA 21/01/2014 - 09.21H
La presión ejercida sobre la mandíbula contribuye a las jaquecas
ABC
Una investigación del Centro Médico Meir, asociado a la Universidad de Tel Aviv, ha relacionado los dolores de cabeza en niños y adolescentes con el consumo frecuente de chicles. La razón, aseguran los investigadores del centro, es que la presión ejercida sobre la mandíbula contribuye a las jaquecas, sobre todo cuando los músculos no están del todo desarrollados, como es el caso de los menores.
La consulta del doctor Nathan Watemberg, que ha dirigido el estudio que se publicó a finales de diciembre en la revista «Pediatric Neurology», está siempre llena de menores que sufren dolores de cabeza, algo nada infrecuente en los menores.
«Es normal que los niños y adolescentes sufran dolores de cabeza, siempre dentro de un número de episodios por mes que se considera normal, claro», comentó Watemberg, que está especializado en neurología pediátrica, a ABC. «Hay muchas razones por las que un adolescente puede tener migrañas, como el ruido, el tabaquismo, la falta de sueño o apetito, entre otras, que desencadenan los dolores de cabeza».
Durante las consultas, el doctor Watemberg comenzó a ver un patrón de comportamiento entre los adolescentes que aseguraban sufrir dolores de cabeza constantes.
«Yo les doy a todos mis pacientes un formulario con preguntas sobre sus hábitos diarios y la mayoría de los adolescentes que llegaban con dolores de cabeza aseguraron masticar chicle al menos una hora al día, mientras que otros contestaron que lo hacían seis o más horas al día», dijo Watemberg.
Fue entonces, tras años de ver que el mismo patrón de comportamiento emergía relacionado con los dolores de cabeza, cuando Watemberg se decidió a hacer el estudio que demostrase la relación. Tomó treinta pacientes, la mayoría chicas adolescentes, durante un mes y comprobó que tras un mes sin masticar chicle, las migrañas desaparecieron en veintiséis de los casos.
«Elegí una mayoría de chicas adolescentes por que son las que más chicle suelen masticar y elegí a los pacientes según las horas que mascan chicle a diario, o sea, una hora, entre dos o tres al día, entre tres o cuatro o entre seis o más horas», aseguró el médico.
Independientemente de las horas que masticasen chicle, sólo cuatro adolescentes aseguraron no notar mejoría alguna tras dejar el hábito durante un mes, mientras que de los veintiséis que sí notaron una disminución de los dolores de cabeza, diecinueve aseguraron que las migrañas habían desaparecido por completo.
«La relación entre la masticación excesiva y el dolor de cabeza no es nueva, pero este estudio ha demostrado que el chicle sí tiene una relación directa en muchos casos con la migraña en adolescentes, algo que no se había estudiado hasta la fecha», dijo Watemberg. Una de las razones por la que la masticación frecuente aumenta las cefaleas en los menores de edad es que sus músculos faciales no están desarrollados por completo, por lo que la mandíbula sufre un impacto mayor.
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